Yo no quería herir a mis seres queridos

Todo lo que sea diversidad era algo malo, era algo pecaminoso, era una vergüenza, era humillar públicamente a tu familia. Digo “era” porque para mi ya no lo es. Pero debo reconocer que para muchas personas lo sigue siendo.

Para evitar herir a mis seres queridos acepté la oferta de una amiga y su madre para ir a un centro donde me ayudarían a frenar mis deseos por personas de mi mismo sexo.

A mi familia les dije que haría un viaje de negocios. Mi experiencia en ese lugar fue una pesadilla. La pasé horrible.

El maltrato verbal, la violencia psicológica, los traumas estaban a flor de piel. Padecí todo el tiempo allí. Nos daban duchas de agua helada totalmente desnudos. Nos hacían rezar y contar públicamente detalles de nuestros encuentros ocasionales y nos humillaban verbalmente. Nos hostigaban diciéndonos que éramos la vergüenza de nuestras familias.

Un día decidí escaparme y logré salir de ahí. Esto me hizo también descubrir que mi amiga y su madre eran personas muy involucradas con ese centro. De hecho, me acosaron durante 3 años. Incluso amenazándome con contarles sobre mi orientación sexual a mi familia.

Finalmente me senté con mi familia y les conté todo.

Ellos se sintieron sorprendidos pero luego para mi alegría todo fue tomando forma y me aceptaron y respetaron.

Hoy tengo mi pareja y llevo una vida como nunca imaginé posible.